Standback News #15 - Octubre2013
Título de sección "Sabores, viajes y encuentros"

Brasil por siempre

Por Daniela Villaro

Como siempre, como nunca, Brasil es uno de los grandes candidatos como destino turístico de excelencia para el verano que se acerca. Playas, tradición, magia, música, sabores y relax son parte de una propuesta que ejerce una atracción irresistibles.

Brasil por siempre

Las tardes ya se volvieron más largas y el invierno está definitivamente en retirada. Empezaron (¿ya?) los apremios para llegar a fin de año con los proyectos más o menos resueltos y avanzan los planes para las vacaciones. Y en este hemisferio, para muchos espíritus alegres, eso es sinónimo de playas blancas, aguas tibias y paisajes apacibles.

Brasil, con sus 8.000 kilómetros de costa marítima y sus infinitas caras, es una de las grandes opciones para unas vacaciones inolvidables. Y por qué no empezar por allí donde nació el Brasil, en Bahía.
La ciudad de San Salvador de Bahía, la primera capital de Brasil, es una gran península que conserva intacta la magia de Jorge Amado y Vinicius, la seducción de la bossa nova y los ritos de santería o capoeira… todo ello en carne viva en esas calles empedradas que trepan desde y hasta el mar.Aquí hay una filosofía religiosa que tiñe la forma de vivir: avanza sobre la música, lo culinario, la vestimenta y la manera de encarar la vida. El candomblé se mezcla con el catolicismo y estas expresiones religiosas aportan un toque mágico a Bahía. Se dice que la ciudad “parece” tener 365 iglesias, una para cada día del año.

En Salvador está el Pelourinho, el centro de la ciudad vieja, donde conviven edificios históricos, museos, una extraordinaria arquitectura colonial, procesiones religiosas, bares, vendedores de sándalo y tiendas de artesanía.

En estas tierras donde cada mediodía soplan los vientos alisios y se refresca la ciudad, no se puede dejar de pasar por la Catedral de San Salvador, el Mercado Modelo, la casa de Jorge Amado, el Museo Arte Moderno y la Iglesia de Nuestro Señor de Bombin. Una parada impostergable es en un puesto callejero para degustar el acarajé, una comida típica de Bahía: un bollo realizado con harina de rijoles, frito en aceite de palma y relleno con ensalada, camarones y salsa de pimienta. Una muestra deliciosa que ancla tradiciones religiosas afrobrasileñas con sabores típicos bahianos.

Salvador está repleta de opciones y oportunidades para vivir experiencias únicas. Dos de ellas son el carnaval, que llena sus calles de música, baile y movimiento, y el año nuevo. En esa ocasión, brasileños y turistas se vuelcan a la costa desde la tarde del 31 de diciembre, todos vestidos de blanco, para recibir el nuevo año con fuegos artificiales y danzas al ritmo de samba, salsa y música tropical.

acarajé

carnaval

Playas agrestes

A apenas 60 kilómetros al norte de Salvador se encuentra Praia do Forte, un antiguo pueblo de pescadores con toda la magia que se puede esperar en unas vacaciones soñadas. Allí se puede encontrar la combinación perfecta de playas con paisajes paradisíacos, relax, deportes y vida cultural.

Conocida como la “Polinesia de Brasil” por sus kilómetros de playas de arena blanca sembradas de cocoteros, Praia do Forte está rodeada de plantaciones exuberantes, cerca de reservas ecológicas de la Mata Atlántica, lagunas y arrecifes de coral.

Un párrafo aparte merece una particularidad de Praia do Forte: es uno de los pocos lugares del mundo donde se produce el desove de tortugas marinas. El Proyecto Tamar es una organización que se propone proteger y estudiar cinco de las seis especies de tortugas marinas y también otras especies en peligro. El proyecto nació en los ´70 en Praia do Forte y hoy tiene 23 bases en Brasil.

praia do forte

La propuesta fascina porque permite ver de cerca estos seres de caparazones brillantes que viven de 80 a 100 años y pueden llegar a pesar casi una tonelada (en el caso de la tortuga de cuero), en sus distintas etapas de crecimiento, en tanques y acuarios. El momento mágico cúlmine se produce entre diciembre y febrero, cuando nace la mayoría de las torturas y se puede ver a las pequeñas recién nacidas en su recorrido hasta el mar.

La propuesta hotelera en Praia do Forte es de primer nivel internacional. Un ejemplo es el Tivoli Eco Resort, que está emplazado en un santuario ecológico rodeado de especies autóctonas que conviven con los visitantes. Pájaros exóticos, iguanas y hasta pequeños monos que merodean por los techos del comedor abierto a la hora del desayuno, en busca de algún sabroso trofeo, son parte del paisaje diario.

Entre las delicias que no se puede dejar de probar está la moqueca de pescado o de camarón hecha con el típico aceite de dendé o los jugos naturales de frutas como abacaxi, mango, morango o maracuja.Y cuando cae la tarde, desde las hamacas paraguayas se puede escuchar el susurro de las hojas de las palmeras, el gruñido del mar cercano, el crujido de los grillos y los sonidos de la noche que se multiplican cuando caen las sombras.
A la hora de un paseo cercano, se puede caminar por la playa hasta la villa de Praia do Forte, donde se entrelazan coloridos locales de artesanías, tiendas de moda y puestos de souvenirs.

Para adentrarse en el patrimonio histórico del lugar, una excursión ineludible es la visita al Castelo Garcia D’avila, construido entre 1551 y 1624. Esta casa fortificada era un punto estratégico en tiempos en que España y Portugal se dividían el Nuevo Mundo a través del tratado de Tordesillas. Su ubicación permitía advertir la llegada de algún enemigo al puerto de Bahía y hoy conserva su estructura medieval, frescos y un museo en el que se exponen piezas inglesas, portuguesas, indígenas y hasta chinas, del siglo XV, que aparecieron durante la excavación.

Brasil sigue siendo una gran opción estas vacaciones, con sus misterios a flor de piel,  siempre al alcance de la mano, tan deseable como tentadora.

 

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