El Club de los 100

Algo extraño y poderoso sucedió en el universo en 1914. Ese año nacieron grandes genios literarios y de las artes como Julio Cortázar, Aníbal Troilo, Adolfo Bioy Casares, Octavio Paz, Marguerite Duras, María Felix, Dylan Thomas, William Burroughs... Y la lista sigue. Hoy, cien años después, el mundo celebra el nacimiento, la vida y la obra de estos artistas que dejaron huella.

Por Daniela Villaro

1914 fue el año en el que empezó la Gran Guerra. El mundo estaba estremecido por los conflictos bélicos en Europa, mientras en Estados Unidos se cocinaba a fuego lento la Gran Depresión. Pero, al mismo tiempo, ese año nacieron decenas de escritores, músicos y actores que dejaron un legado imborrable.

Uno de ellos fue Julio Florencio Cortázar Scott, que nació el 26 de agosto de 1914 en Bruselas, en días de la ocupación alemana a comienzos de la primera guerra mundial. A los cuatro años llegó a la Argentina con su familia y nunca pudo quitarse esa forma tan particular de pronunciar la "r", ya que en su primera infancia hablaba sobre todo en francés. Creció en Banfield, en una casa con un jardín y rodeado de servidumbre, un asma que lo asoló desde niño y una sensibilidad extrema.

Su obra es pródiga e inabarcable. La casa tomada, su primer cuento, fue publicado en 1946 en el periódico literario Anales de Buenos Aires, dirigido por Borges. Y Rayuela, publicada en 1962, abrió la puerta a un boom internacional de la literatura latinoamericana.

Cortázar fue un escritor refinado y un militante político incansable. Vivió, escribió y publicó en Francia casi toda su obra, pero nunca hasta el golpe militar de 1976 se consideró un exiliado. Entonces sí se sintió echado del país. Sin embargo, nunca abandonó su lenguaje con tintes porteños y alguna vez se confesó argentino, claro, pero fundamentalmente latinoamericano.

Aunque este año la mayor parte de los homenajes se los ha llevado Cortázar, también en 1914 nació el exquisito Adolfo Bioy Casares. Amigo y colaborador de Borges, bon vivant, seductor empedernido y apasionado por la fotografía, Bioy dejó una obra que brilla con luz propia: La invención de Morel, el Diario de la guerra del cerdo y El sueño de los héroes, una de las varias novelas de su autoría que fueron llevadas al cine, son una pequeña muestra de su talento.

Entre las mujeres cuyo centenario se celebra, se destaca la novelista, guionista y directora de cine Marguerite Duras. Nació en Vietnam y atravesó su infancia en la Indochina francesa. Participó en la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, escribió alrededor de 10 novelas y una docena de piezas de teatro. Escribió el guión de la película Hiroshima, mon amour (1958), dirigida por Alain Resnais. También fue la autora de El Amante, una de sus novelas más populares y que fue traducida a cuarenta idiomas. Además, dirigió varias películas y tuvo una vida tormentosa que se ve reflejada en su obra, que gira alrededor de la soledad, la muerte y el amor.

El Bandoneón Mayor de Buenos Aires también abrió los ojos por primera vez en 1914, en el Abasto . Aníbal "Pichuco" Troilo convenció a su madre, a los 10 años, de que le comprara en cuotas su primer bandoneón y a partir de entonces no dejó de hacerle brotar música.

Troilo es indudablemente parte de la identidad cultural del río de la Plata. El sonido característico de su bandoneón se destaca por un fraseo impecable y solos delicados, con pausas exquisitas y variaciones impecables.

Compuso muchos temas como la milonga La trampera, Barrio de tango, Che bandoneón, Sur, el vals Romance de barrio y Mi tango triste. En honor de su gran amigo, el poeta Homero Manzi, compuso el tango Responso y a lo largo de su vida fue parte de numerosas orquestas. En sus formaciones pasaron grandes cantantes como Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche.

Cien años pasaron desde el nacimiento de estos genios de las letras y la música. Hoy, sus nombres siguen iluminando a través de una obra indeleble al paso del tiempo.

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