Título de sección "Sabores, viajes y encuentros"

 

Jardines ecológicos

Por Victoria Moraglio

La jardinería es un espacio ideal para combatir el estrés. Los jardines poseen variados encantos según la época del año que transitemos y ofrecen a quienes los cuidan una explosión de colores y energía renovada. La idea de un jardín ecológico va canalizando las tareas hacia las necesidades que impone la vida actual.

Términos como biodiversidad, abono natural, manejo integrado de plagas conviven en el concepto de un jardín ecológico. Una corriente que cada vez tiene más éxito y que consiste en aprovechar la tendencia de la propia naturaleza para lograr que nuestro jardín sea un espacio en el que puedan convivir las especies en perfecta armonía.

Es posible convertir un jardín convencional en un jardín ecológico y, además, de una manera sencilla. Pero tenemos que tener en cuenta que será necesario cambiar algunos conceptos y costumbres con relación a nuestro jardín. Por ejemplo, por temor a que destruyan nuestras plantas, tratamos de eliminar cualquier insecto que vemos en el jardín. Sin embargo, muchos de ellos son útiles porque se alimentan de otros más pequeños que pueden resultar perjudiciales. Esas son, precisamente, las especies que hay que preservar. Los ciempiés, por ejemplo, se alimentan de varios tipos de plagas que viven en el suelo. Los pesticidas controlan las plagas, pero también a sus enemigos naturales, con lo que se destruye el equilibrio natural. Como la plaga nunca es eliminada en su totalidad, se provocan fuertes rebrotes dada la escasez de enemigos naturales, obligándonos a una continua dependencia de elementos de control artificiales. En tanto que un suelo sano produce plantas sanas, resistentes y productivas. La comunidad de organismos que viven en él (bacterias, hongos, algas, lombrices, etc.) juega un papel importante para mantener su buen estado. De esta forma, cuidándolos a ellos, nuestro suelo disfrutará de la salud necesaria. Estas son algunas de las tareas que conviene seguir para enriquecer el suelo en forma natural:

Remover la tierra, pero a no más de 20 centímetros de profundidad. De esta manera se logra una textura esponjosa y aireada. Una buena ayuda son las lombrices, que ventilan y drenan el suelo, además de elaborar grandes cantidades de humus. También conviene reservar un lugar en el jardín para el compost o abono. Para generarlo se puede utilizar una bolsa negra o bien un cajón. Allí se debe mezclar tierra con estiércol, lombrices, cenizas de leña, arena, cáscaras de frutas y verduras.


 


Luego de una espera de entre cuatro y ocho meses, podrá utilizarse. Los restos eliminados por las plantas, junto con todos los residuos vegetales de cocina y jardín, reciclados para producir compost, constituyen el mejor alimento para el suelo. Además, es una buena manera de producir menos basura maloliente, reducir las necesidades de fertilizantes y agua de riego y ayudarnos a cuidar nuestros recursos naturales. En los jardines y huertas orgánicos, la paja y los restos de vegetales se pueden emplear para hacer un colchón que cubre los terrenos recién cultivados y que sirve para evitar la erosión y proteger el terreno del sol, la lluvia, el frío y el viento.

Armar el jardín

Para armar un jardín ecológico, primero tenemos que preparar el suelo. Picar y moler bien el terreno. Las plantas necesitan tierra suelta para desarrollar en buena forma sus raíces. Luego enriquecer bien el suelo. Es la clave de la jardinería orgánica. Hay que agregarle los productos naturales que las plantas necesitan para su crecimiento, para ello hay que preparar el abono compuesto o compost. Será fundamental para el mantenimiento de nuestro jardín en el futuro. Para generar un crecimiento vigoroso de nuestras plantas, éstas necesitan nutrientes adecuados, microorganismos útiles del suelo y una estructura del terreno que les permita conservar la humedad y una buena cantidad de aire. Para eso se puede recubrir el suelo con hojas secas o astillas para mejorar su fertilidad, conservando su textura y humedad.

Conviene mantener el jardín libre de elementos que atraigan plagas. Arrancar las malezas antes de que semillen. Recoger las frutas u hortalizas que estén caídas o sobre maduras. Podar drásticamente las partes enfermas de las plantas. También hay que diseñar la huerta o jardín de tal manera que existan áreas con especies perennes, que no requieran preparar el suelo cada año. Cuanto menos removamos la tierra se hará más rica, conservará mejor la humedad y tendrá menos pestes. Plantar especies que den flores; atraen muchos insectos beneficiosos.

Por otra parte es recomendable usar como maceteros la base plástica de envases de las bebidas de dos litros. Algunas traen incluso los hoyitos hechos para que escurra el agua. Conviene plantar árboles de hoja caduca (la que cae durante el invierno) al lado poniente de la casa. Durante el verano tendremos sombra que nos protegerá del calor y durante los meses del frío entrará el sol que entibiará el hogar. Fomentar la vida silvestre en el jardín: instalando nidos para pájaros, construir un estanque y plantar una gran variedad de flores, y por último instalar un barril para recoger el agua de lluvia en el jardín.

 
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