Título de sección "En foco"

Reformular

El gobierno de Mauricio Macri enviaría al Congreso un proyecto de Ley para reformular el régimen de riesgos del trabajo con el objetivo de “intentar contener el constante avance de la litigiosidad contra el sistema, fenómeno que acumula un stock de más de 350.000 juicios en los últimos tres años y supone un costo laboral de más de 5.000 millones”, según indica el diario El Cronista. El eje central de la iniciativa elaborada por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, que lidera Gustavo Morón, en consenso con los principales actores del sistema, establece que será el fuero federal de la Seguridad Social y no el fuero Laboral -como ocurre en la actualidad- el ámbito jurisdiccional en el que deberán dirimirse las controversias vinculadas a accidentes o enfermedades laborales.

"Se buscará ratificar la pertenencia del Sistema de Riesgos del Trabajo al régimen de seguridad social, de indiscutible contenido federal, para resolver los factores negativos de la litigiosidad", explicó Morón acerca de los alcances de la reforma que promueve el Ejecutivo.

El diario indicó que si bien en promedio el costo de la cobertura alcanza al 3,4% de la masa salarial, en algunas actividades, regiones o empresas esa tarifa puede llegar a triplicarse. En esos casos, la mitad del precio de los seguros se justifica por el incremento en la cantidad de juicios contra el sistema.

“El Gobierno comparte la misma preocupación y hasta alerta que, de mantenerse los actuales niveles de litigiosidad, el sistema colapsará”. "No se pueden seguir trasladando más costos laborales", enfatizó Morón durante una entrevista que, junto a su equipo de colaboradores, concedió a El Cronista.

El superintendente explicó que, junto al cambio de jurisdicción hacia el fuero de la seguridad social, el proyecto de ley elaborado por el organismo se propone solucionar los problemas de procedimiento que enfrenta el sistema, como la resolución institucional por la vía administrativa, a través de las comisiones médicas. Al respecto, destacó que actualmente el 70 por ciento de las contingencias amparadas por la ley se reclaman a través de juicios laborales que evitan la obligatoriedad de la intervención previa de las comisiones, situación que en su opinión "conspira" contra los trabajadores.

Consolidar el aspecto federal del sistema

Por otra parte, Morón adelantó que la SRT buscará consolidar el aspecto federal del sistema para avanzar en la igualación de derechos de los trabajadores y a la par "resolver inconsistencias" por el doble rol de las provincias como "responsable del control de las condiciones de trabajo en el sector privado y responsable-empleador de condiciones de trabajo de sus propios trabajadores".

Con ese objetivo, el organismo promoverá una ley convenio que requerirá de la adhesión especial de las Legislaturas provinciales, en la apuesta de "sentar las bases de una alianza sólida entre Nación y Provincia para que la cobertura de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales sea una cuestión de Estado", explicó.

Para avanzar con los cambios, la conducción de la SRT consensuó los aspectos centrales de la reforma con representantes del sector empleador, con referentes de las principales centrales sindicales y con las autoridades de la Unión de Aseguradoras de Riesgo del Trabajo (UART).

Fuente BDS/El Cronista

enfoco2

 

Desmonte y deterioro

en foco

En el Chaco Semiárido, el ascenso de napas con agua salada provoca un grave deterioro de suelos y ecosistemas, un problema que depende del balance entre la superficie desmontada, las distintas capacidades de bosques y cultivos para transpirar agua del suelo, el momento en que caen las lluvias y la existencia, o no, de cobertura vegetal del suelo.

Así concluye una investigación realizada en conjunto entre la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) y la Universidad Nacional de San Luis (Unsl) en el cual se reafirma que “los cultivos no compensan la capacidad de los bosques perdidos para absorber el agua del suelo y devolverla a la atmósfera”, por lo cual “de no implementarse un manejo adecuado en el marco de un ordenamiento territorial, las consecuencias podrían ser graves”.

Según el trabajo publicado en el portal Sobre la Tierra, “los bosques funcionan como grandes bombas: toman el agua del suelo y la transpiran a la atmósfera a través de sus hojas. Al desmontar, los productores quitan esa vegetación para implantar cultivos que, a pesar de que funcionan de manera parecida a los bosques, sólo están presentes una parte del año”.

“Eso significa que existen pequeñas ventanas de tiempo en las que la precipitación llega al suelo y, al no haber una cobertura vegetal, infiltra y va directo a las napas, provocando que asciendan”, explicó Laura Amdan, docente del departamento de Métodos Cuantitativos de la Fauba.

La investigadora comentó a sobrelatierra.agro.uba.ar que este proceso de recarga y ascenso de napas se da en no sólo en el Chaco Semiárido sino también en otras llanuras como la Pampeana. Sin embargo, en los ecosistemas secos es común que los suelos contengan gran cantidad de sales en profundidad, lo cual agrava las consecuencias. En el caso del Chaco Semiárido, luego de casi 40 años de agricultura sobre desmonte, el proceso de ascenso de agua es evidente y en algunos casos, especialmente en zonas con riego, el agua ya se encuentra cerca de la superficie.

“Bajo agricultura continua, las napas siempre ascienden. La velocidad de este proceso puede variar según el tipo de suelo, pero nunca se detiene. Cuando finalmente llegan a la superficie, el agua se evapora y las sales quedan sobre el suelo. Este es un problema muy serio ya que una vez alcanzado ese punto pierde sentido pensar en cambiar la cobertura con pasturas u otras plantas: un sistema salinizado pierde definitivamente su capacidad para producir alimentos”, señaló Laura.

Una característica de una región desmontada es, según Amdan, la de dejar superficies con bosque desperdigadas entre áreas de agricultura. Su investigación demostró que el efecto de bombeo de esos retazos de bosque es local y no alcanzaría para compensar la recarga que ocurre en las partes cultivadas.

 “En términos de sustentabilidad del ecosistema, nuestros resultados indican que la agricultura no puede convivir con los montecitos a su alrededor. Tarde o temprano, los montes también se verán afectados por el ascenso de agua y sales. Una desventaja de esto es que ya no se podría pensar en realizar una modificación regional para decidir dónde se puede desmontar y dónde no, porque no se puede compensar territorio. Una eventual ventaja es que quedaría en mano de los productores el destino que quieran para sus tierras. Obviamente, en un marco de legislación nacional sería distinto. A priori, no habría un diseño de paisaje posible que permita amortiguar este proceso”, puntualizó la investigadora.

En el escenario planteado por Amdan, en el que mantener la coexistencia de bosques fragmentados y agricultura no tendría sentido en el marco de la salinización, resultaría  clave que el tipo de uso de la tierra no sea constante en el tiempo.

Así lo explicó a SLT: “En el Chaco Semiárido, un cultivo no debería durar, como sucede, 50 ó 60 años, ya que tarde o temprano las sales van a subir con el agua. Aun realizando el doble cultivo trigo-soja van a aparecer esas ventanas temporales a través de las cuales, al no haber cobertura vegetal, las lluvias drenan en profundidad. Además, se debe fomentar la regeneración de los bosques o de ecosistemas nuevos, distintos a los bosques, que cumplan las mismas funciones”.

Según Amdan, la regeneración de los bosques y sus servicios ecosistémicos no sólo es una cuestión de tiempo: “Al recorrer la región, intuitivamente una piensa en lo bueno que sería conservar los bosques que van apareciendo. Sin embargo, si miramos con atención, en muchos casos se nota la ausencia de los árboles más viejos. Más que bosques son arbustales, y están tan degradados que no generan un beneficio concreto”.

“Si proponemos la conservación del bosque también tenemos que pensar en que hay que recuperarlos. Por ejemplo, se debería promover el crecimiento de árboles como el quebracho colorado, que fueron (y siguen siendo) extraídos a altos niveles. Una de las situaciones realmente ideales para este tipo de sistemas sería que existan bosques con dos estratos: uno alto, con árboles, y otro bajo con distintas pasturas. Ese sistema bombearía mucha agua a la atmósfera”. 

Fuente Noticias Agropecuarias, El tiempo, Estrucplan

 

 

 

Logo StandBack News

Es una producción de GP Prensa y Comunicaciones
Contacto: editora@standback.com.ar

 

Desarrollado por Logo CocoaGroup