Cuando respirar se torna difícil

El asma es catalogada por profesionales de la salud, como una de las enfermedades respiratorias crónicas más comunes. Son características de esta enfermedad los ataques recurrentes de disnea y sibilancias, que varían en severidad y frecuencia de una persona a otra. Estos síntomas pueden surgir varias veces al día o a la semana, y en algunas personas se agravan al momento de practicar una actividad física o por la noche.

“Una característica que define al asma es la inflamación de los bronquios, lo que conduce a que se hagan más gruesos y más estrechos y a que sus fibras musculares se contraigan con más facilidad. Los bronquios inflamados son excesivamente irritables y muy sensibles al contacto con distintas sustancias inhalantes y ante determinadas situaciones; esto, en conjunto, se conoce como hiperreactividad bronquial”, explica el Dr. Adrián Lijavetzky (MN 10 5304), Gerente Médico de la franquicia Respiratoria para GSK Argentina.

Cuando una persona tiene un ataque de asma, el revestimiento de los bronquios se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones. “Los síntomas recurrentes causan con frecuencia insomnio, fatiga diurna, una disminución de la actividad y ausentismo escolar y laboral”, agrega el Dr. Lijavetzky.

En comparación con otras enfermedades crónicas, la tasa de mortalidad del asma es relativamente baja. Sin embargo, el doctor destaca que uno de los problemas que enfrenta el médico en el momento de tratar a un paciente con asma, es lograr una correcta adherencia al tratamiento, ya que se ve en muchas ocasiones, que al notar una mejoría el paciente tiende a dejar de utilizar el tratamiento prescrito.

La clave está en el control  

Una de las claves para tratar y manejar el asma, es aprender a reconocer los síntomas y a seguir los siguientes consejos:

  1. Evitar sustancias irritantes o alérgenos que afecten.

  2. Realizar ejercicios respiratorios de forma habitual.

  3. Mantenerse alejado de ambientes con humo y dejar de fumar.

  4. Llevar un tratamiento regular para controlar los síntomas de la enfermedad, inclusive cuando no se tengan.  Nunca abandonar el tratamiento por cuenta del paciente, se debe consultar primero al médico tratante.

  5. Aprender a reconocer y a actuar durante una crisis de asma.

El Dr. Lijavetzky explica que una persona que tiene el asma controlada puede no presentar síntomas como tos por las mañanas o al hacer ejercicio. También podrá dormir bien sin despertarse, reducirá sus ataques o, inclusive, podrá no presentar ninguno.  

“Nunca es demasiado temprano, ni demasiado tarde”

Como cada año, el Día Mundial del Asma se celebró el primer martes del mes de mayo. Este día forma parte de una iniciativa para concientizar a la población acerca de los inconvenientes que supone dicha enfermedad a quien la padece y de la posibilidad de tenerla bajo control, llevando una vida saludable sin limitaciones.

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