Asma

Una enfermedad que a menudo no se diagnostica correctamente ni recibe el tratamiento adecuado.   

Como todos los años, en el mes de mayo se conmemora el Día Mundial del Asma, con el objetivo de crear conciencia sobre la enfermedad, educar al paciente sobre la importancia de seguir un tratamiento que busque controlar y reducir los síntomas causados por el asma. Profesionales de la salud la catalogan como una de las enfermedades respiratorias crónicas más comunes, que afecta a 235 millones de personas en el mundo según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Se trata de una enfermedad caracterizada por ataques recurrentes de disnea y sibilancias, que varían en severidad y frecuencia de una persona a otra. Estos síntomas pueden surgir varias veces al día o a la semana, y en algunas personas se agravan al momento de practicar alguna actividad física o por la noche.

Cuando una persona tiene un ataque de asma, el revestimiento de los bronquios se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo que entra y sale de los pulmones. Los síntomas recurrentes causan con frecuencia insomnio, fatiga diurna, una disminución de la actividad y ausentismo escolar y laboral.

En comparación con otras enfermedades crónicas, la tasa de mortalidad del asma es relativamente baja. Sin embargo, uno de los problemas que enfrenta el médico al momento de tratar a un paciente con asma, es lograr una correcta adherencia al tratamiento, ya que se ve, en muchas ocasiones, que al notar una mejoría el paciente tiende a dejar de utilizar el tratamiento prescrito.

Si bien no existe un cura para el asma, esta patología puede controlarse mediante estrategias de control que pueden ayudar a prevenir o aliviar sus síntomas, y a través del aprendizaje para actuar frente a las crisis de asma.

Quien tiene el asma controlada puede no presentar síntomas como tos por las mañanas o al hacer ejercicio. También podrá dormir bien sin despertarse, reducirá sus ataques o, inclusive, podrá no presentar ninguno.

En este contexto, una de las claves para tratar y controlar el asma, es aprender a reconocer los síntomas y evitar sustancias irritantes o alérgenos que afecten, realizar ejercicios respiratorios de forma habitual, mantenerse alejado de ambientes con humo y dejar de fumar, llevar un tratamiento regular para controlar los síntomas de la enfermedad, inclusive cuando no se tengan, nunca abandonar el tratamiento por cuenta del paciente, se debe consultar primero al médico tratante, y aprender a reconocer y a actuar durante una crisis de asma.

Fuente GSK

 

 

 

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