Título de sección "En foco"

Los países más seguros y más peligrosos para conducir

Un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud analiza la mayor parte de los países del mundo para comprobar cuál es su grado de peligrosidad y seguridad a la hora de conducir.

El informe, que analiza la seguridad vial en el mundo entre 2011 y 2030, toma como datos de partida un estudio de 2015 en el que se analizaba cuáles eran los lugares más y menos peligrosos para conducir, así como un análisis de sus leyes y restricciones en materia de velocidad, uso del teléfono móvil o del consumo de alcohol y drogas.

Tomando como punto de partida la cantidad de muertes por cada 100.000 habitantes, analizamos cuáles son los países más y menos seguros a la hora de ponernos al volante de un coche.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) elabora cada cierto tiempo informes sobre las distintas causas de muerte y las posibles prevenciones para tratar de disminuirlas. Entre dichos informes, destaca uno sobre la situación de la Seguridad Vial en el mundo, ya que prevén que en 2030 los accidentes de tráfico sean la quinta causa de muerte a nivel mundial.

Los cinco países menos seguros

1) Congo: Se estima que en el Congo fallecen 33,2 personas por cada 100.000 conductores, en gran medida debido a las malas condiciones de las vías, donde el barro es un habitual. Además, es uno de los pocos países de esta lista que cuenta con leyes de velocidad máxima, uso casco, móvil y alcohol, aunque no tiene penas para el consumo de drogas ni contempla regulaciones sobre niños.

2) Liberia: Por su parte, Liberia eleva el número de muertos al volante a 33,7 personas. Pese a que las leyes son casi inexistentes, no hay regulación sobre drogas, niños o uso del móvil y que la velocidad máxima permitida en autopista apenas es de 72 km/h, la alta delincuencia, sobre todo por la noche, hacen que Liberia sea uno de los países más inseguros para circular.

3) Malawi: Malawi es otro de los países que cuenta con una regulación exhaustiva. Comparado con España, las restricciones sobre los niños son lo único que no se contempla. Sin embargo, las pobres condiciones del país hacen que los atracos sean una constante, así como la aparición de peatones y carros con animales en la calzada o un muy mal mantenimiento de los vehículos. Todo ello provoca que 35 personas de cada 100.000 habitantes fallezcan cada año.

4) Tailandia: En Tailandia hay un grave problema en la combinación de alcohol y conducción. Pese a que cuenta con leyes específicas para su control, en el 80 por ciento de los accidentes que se dan en el país la bebida toma un papel protagonista y está presente en el 25 por ciento en los que hay víctimas mortales. Si a ello le sumamos una velocidad excesiva (la máxima dentro de poblado es de 80 km/h), nos encontramos que se producen 36,2 muertes por cada 100.000 personas.

5) Libia: Un caso muy paradójico, pues a pesar de contar con leyes para casi todos los supuestos (salvo, una vez más, las restricciones a los niños), las condiciones meteorológicas y, sobre todo, el terrorismo, inclinan la balanza hasta el punto de que 73,4 de cada 100.000 pasajeros mueren en la carretera. Las tormentas de arena y especialmente los ataques de ISIS son claves para conseguir estas cifras.

Los cinco países más seguros

Una vez analizados los cinco países más inseguros a la hora de conducir, pasamos a repasar los cinco lugares más seguros para circular.

1) Reino Unido (empatado con Kiribati): Con el mismo número de fallecidos por cada 100.000 habitantes (2,9 personas) que el siguiente país, el Reino Unido destaca por unas carreras en muy buen estado, aunque suspende en las congestiones de sus principales ciudades. Donde sí tiene que mejorar el Reino Unido es en el consumo de alcohol (presente en el 16 por ciento de los accidentes mortales).

2) Kiribati (empatado con Reino Unido): No tienen restricciones para los niños, ni en el uso del casco, ni del teléfono móvil. Entonces, ¿el máximo de 60 km/h forma parte de la cuarta posición de Kiribati con 2,9 muertes por cada 100.000 habitantes? Probablemente tenga mucho más que ver con los escasos 110.136 habitantes de su censo con los apenas 811 km cuadrados de superficie –para hacernos una idea, España tiene más de 500.000 km cuadrados de territorio-.

3) Suecia: ¿Cómo puede ser que un país con las condiciones tan extremas como Suecia apenas tenga una ratio de 2,8 muertes por cada 100.000 habitantes? Sus duras normas sobre el uso de neumáticos de invierno y en materia de alcohol ofrecen estos resultados. Pese a todo, la bebida está detrás del 19 por ciento de las muertes en la carretera.

4) Estados Federados de Micronesia: Otro caso paradigmático. Las leyes nacionales sobre el uso del coche son inexistentes. No hay restricciones sobre niños, ni sobre drogas. El resto de las regulaciones están directamente derivadas a las decisiones tomadas por los Estados independientes que conforman el país. Pese a todo, apenas 1,9 personas por cada 100.000 habitantes fallecen en la carretera. Una vez más, el bajo número de superficie y coches (tan sólo poco más de 8.000 vehículos activos a principios de la década) tiene mucho que ver.

5) Mónaco: El país en el que la baja población pesa más a la hora de sacar estadísticas. Según el informe de la OMS, 0 personas por cada 100.000 habitantes fallecen en carretera. Lo más probable es que los escasos kilómetros circulables dentro del principado apenas deje fallecidos en un año. Y eso que, curiosamente, su límite máximo dentro de poblado es de 70 km/h. ¿Será para no ahogar el motor de los súper deportivos que son casi omnipresentes en sus calles?

en foco

 

 

Argentinos al volante

en foco

El Ministerio de Transporte, a través de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), realizó un estudio a nivel país sobre las conductas de los argentinos al volante. Los resultados demuestran que más de 1,5 millones de personas que circulan en auto pasaron a utilizar el cinturón de seguridad y 1 millón de personas que viajan en motos pasaron a utilizar casco.

El estudio de comportamiento tiene como objetivo determinar la tasa de uso de elementos de seguridad vial (cinturón de seguridad, casco de motocicleta, silla de retención infantil y luces diurnas) de conductores y ocupantes de motos y automóviles. Se realizó en 236 puntos de observación distribuidos en todo el país y se observaron 95.782 automóviles y 38.606 motocicletas.

El cinturón como principal elemento de seguridad vial

El análisis de los resultados indica que, a nivel nacional, sólo el 55% de los conductores utilizan el cinturón de seguridad, proporción que se reduce al 42,8% entre copilotos y al 19,9% entre ocupantes traseros. Como consecuencia, el indicador “total vehículo protegido”, que alude a la proporción de vehículos en que todos los ocupantes utilizan el cinturón, asciende apenas al 49,3% de todos los vehículos observados. Respecto de la última medición (2016), se observa un crecimiento del uso del cinturón únicamente entre conductores (del 50,2% en 2016 al 55% en 2018). El uso de cinturón entre copilotos se mantiene estable, mientras que entre ocupantes traseros tiende a la baja (del 23,1% en 2016 al 19,9% en 2018).

A nivel regional, el estudio evidencia que el uso de cinturón en el indicador “total vehículo protegido” es superior a la media nacional (49,3%) en Cuyo (62,8%) y en AMBA (57,7%). La región patagónica (48,7%) se encuentra alineada a la media nacional, mientras que la región pampeana (43,6%), NOA (40,5%) y NEA (40,4%) registran los niveles de uso de cinturón más bajos del país. Respecto de 2016, se observa un crecimiento significativo del indicador “total vehículo protegido” en AMBA, NOA y Patagonia, mientras que las regiones Pampeana, Cuyo y NEA se mantienen estables.

En general, los incrementos en la proporción de vehículos protegidos se explican principalmente por el aumento del uso en la posición del conductor, y del copiloto en el caso de AMBA y de la Patagonia. Lo más importante es que se registraron aumentos significativos en el uso de cinturón entre ocupantes traseros tanto en la Patagonia, como en NEA y en Cuyo. A pesar de ello, el porcentaje de uso de cinturón entre ocupantes traseros en estas regiones no supera el 30%.

Cuando se analiza el uso de cinturón de los ocupantes según su género y edad, el estudio evidencia que las mujeres y adultos mayores de 36 años se protegen más que los hombres jóvenes. A su vez, cuando los vehículos son conducidos por una mujer, se observa mayor uso del cinturón en el resto de las posiciones. Sólo 2 de cada 10 vehículos son conducidos por una mujer. 

Radiografía de los motociclistas en Argentina

Las estadísticas de Los resultados del estudio evidencian que el 68,7% de los conductores de motos circulan protegidos mediante el uso de casco. Esta proporción desciende al 42% entre pasajeros 1 (el primer ocupante detrás del conductor), y al 20,9% entre el resto de los ocupantes. Si se comparan los resultados respecto de la medición llevada a cabo en 2016, se observa que el uso de casco crece únicamente entre conductores (del 65,4% al 68,7%) y que la protección del resto de las posiciones se mantiene estable. Dado que el 71,1% de las motos son unipersonales y circulan ocupados sólo por el conductor, el indicador “total vehículo protegido” asciende de 60,7% en 2016 a 64,2% en 2018, fundamentalmente por el crecimiento observado del uso del casco en el conductor.

El análisis a nivel regional da cuenta de niveles de protección heterogéneos: mientras Cuyo (92%), AMBA (82,3%) y Patagonia (84,8%) registran porcentajes de vehículos que circulan con todos sus ocupantes protegidos superiores al 80%, la región Pampeana (58,4%), NEA (60,2%) y NOA (51,2%) se ubican por debajo de la media nacional (64,2%), siendo NOA la región con menor proporción de uso de casco de todo el país. El análisis de los datos respecto de 2016, evidencia un crecimiento significativo del indicador “total vehículo protegido” en la mayoría de las regiones a excepción de la región Pampeana, que se explica por el aumento del uso del casco por parte de los conductores.

Los niños y la seguridad vial

La última medición del estudio observacional permite determinar que sólo el 24,4% de los menores de 10 años observados circulaba protegido (en la posición trasera y utilizando la sillita correspondiente). Los niveles de protección de los niños menores de 10 años superan la media nacional en la región patagónica (39,1%), Cuyo (36,6%), NEA (29,9%) y AMBA (29,7%), mientras que la región Pampeana (21,4%) y NOA (16,4%) registran niveles de protección muy por debajo de la media.

En relación a los menores de edad (de entre 0 y 17 años), la última medición determinó que el 9% de las motos circulaban con al menos un menor de 18 años; y que, de éstos, sólo el 27,8% se encontraba protegido mediante el uso de casco. Esta proporción constituye un decrecimiento de los niveles de protección registrados en 2016 (31,6%). El uso de casco entre menores de edad es superior a la media nacional en Patagonia (83,1%), Cuyo (64,2%) y AMBA (48%), mientras que NEA (32,6%), Pampeana (22,6%) y NOA (17,9%) registran los niveles de protección más bajos del país. Estas regiones son, a su vez, las que observan mayor concentración de motos que transportan menores de edad. Respecto de 2016, la Patagonia y NEA son las únicas regiones que registran un aumento del uso de casco por parte de los menores, mientras que las regiones Pampeana y NOA tienden a la baja.

El Observatorio Vial de la ANSV realizó un estudio para estimar el costo social de la siniestralidad vial para toda la Argentina. Los resultados obtenidos demuestran que el costo de la siniestralidad vial en la Argentina para 2017 asciende a los 175.655 millones de pesos corrientes. Esto implica una carga económica para la sociedad que puede llegar a representar el 1,7% del Producto Bruto Interno. Estos resultados están en consonancia con lo observado en otros países, en donde la relación entre costo de la siniestralidad vial y Producto Bruto Interno puede estar en el rango del 1,1% al 2,9% en el caso de países de ingreso medio/bajo, como lo es el de la Argentina. En términos del costo por víctima de la siniestralidad vial, el mismo llega hasta casi el millón y medio de pesos ($1.373.599), aunque hay una variación muy grande entre el costo por víctima fallecida ($30.551.793) y herida ($284.111 por cada lesionado grave y $3.375 por cada víctima con una lesión leve).

El diseño e implementación de políticas públicas orientadas a dar respuesta a la siniestralidad vial requieren de una asignación de recursos sostenida en el tiempo. Este estudio es de suma relevancia, ya que permitirá reflexionar acerca de una mejor asignación de los recursos, con el objetivo de invertir mayores esfuerzos en la prevención de la siniestralidad vial y sus consecuencias en términos de mortalidad y morbilidad en la población.

 

 

Logo StandBack News

Es una producción de GP Prensa y Comunicaciones
Contacto: editora@standback.com.ar

 

Desarrollado por Logo CocoaGroup